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Este estudio se realizó por los estudiantes de Psicología Andrés Liberona, Juan Pablo Salamanca, Ignacio Soto, Belén Urra, Félix Hernández y Javier Farías, en el marco de Taller III con la guía de Eugenio Rodríguez y Marcela Osorio.
El trastorno depresivo mayor es una importante causa de morbimortalidad y afectación de la calidad de vida tanto en Chile como a nivel global. La interacción facial emocional surge como un importante factor a considerar en la vida socioafectiva de las personas que podría estar participando en la sociopatogenia de la depresión. Resulta necesario investigar acerca de cómo podría estar alterada la expresión facial emocional en depresión y contribuir a la progresión de la enfermedad. En este estudio de carácter remoto realzado a través de la plataforma Zoom se utilizó el sofware de reconocimiento facial FaceReader en conjunto c on métodos de autorreporte para comparar la respuesta facial emocional de personas con y sin síntomas depresivos frente a estímulos bimodales con contenido emocional. No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos en ninguno de los parámetros analizados ni correlaciones entre síntomas depresivos y nivel de respuesta facial. Los resultados no deben considerarse como evidencia en contra de la existencia de diferencias en pacientes con depresión y población general sino más bien como un indicador de que dichas diferencias se podrían observar en etapas avanzadas de la enfermedad y no como manifestaciones tempranas de ella.
Major depressive disorder is a major cause of morbidity and mortality and impaired quality of life both in Chile and globally. Emotional facial interaction emerges as an important factor to consider in the socio-affective life of people that could be participating in the sociopathogenesis of depression. It is necessary to investigate how emotional facial expression could be altered in depression and contribute to the progression of the disease. In this remote study carried out through the Zoom platform, the FaceReader facial recognition software was used in conjunction with self-report methods to compare the emotional facial response of people with and without depressive symptoms to bimodal stimuli with emotional content. No significant differences were found between the two groups in any of the analyzed parameters or correlations between depressive symptoms and the level of facial response. The results should not be considered as evidence against the existence of differences in patients with depression and the general population, but rather as an indicator that these differences could be observed in advanced stages of the disease and not as early manifestations of it.
Major depressive disorder is a major cause of morbidity and mortality and impaired quality of life both in Chile and globally. Emotional facial interaction emerges as an important factor to consider in the socio-affective life of people that could be participating in the sociopathogenesis of depression. It is necessary to investigate how emotional facial expression could be altered in depression and contribute to the progression of the disease. In this remote study carried out through the Zoom platform, the FaceReader facial recognition software was used in conjunction with self-report methods to compare the emotional facial response of people with and without depressive symptoms to bimodal stimuli with emotional content. No significant differences were found between the two groups in any of the analyzed parameters or correlations between depressive symptoms and the level of facial response. The results should not be considered as evidence against the existence of differences in patients with depression and the general population, but rather as an indicator that these differences could be observed in advanced stages of the disease and not as early manifestations of it.
Considerando los resultados de estos análisis, se concluye que la hipótesis planteada en un principio no reúne el sustento necesario para ser confirmada o refutada; sin embargo, existe una serie de razones que podrían explicar la falta de significancia en los resultados.
En primer lugar, está el problema del número de participantes. Inicialmente, se planteó el objetivo de alcanzar un “número significativo de participantes”, considerado como una masa crítica necesaria para obtener resultados también significativos. No se consiguieron todos los participantes que un principio se quería, que era por lo menos 40 por cada grupo (N=80) y se consiguieron aproximadamente 40 del grupo sin síntomas de depresión y tan solo 20 del grupo que podría calificar como con síntomas depresivos. La disparidad de número en ambos grupos es algo que dificulta la realización de estadística adecuada pues ambos grupos deberían ser lo más homogéneos posibles fuera de los síntomas depresivos que debiese ser el único factor diferencial.
Dicho esto, el segundo problema podría encontrarse en el mismo planteamiento de la hipótesis y la selección de la muestra; pues, es posible que no haya una diferencia significativa en la expresión facial emocional en personas no diagnosticadas con aquellas con síntomas leves pero que sí exista con personas que padecen de trastorno depresivo mayor tal como reportan el resto de los estudios (Bourke et al., 2010). Por lo que, para futuros análisis, lo más recomendable es acotar la hipótesis a individuos con trastorno depresivo mayor, y elegir a los participantes acordemente, además de una población control síntomas mínimos o directamente con nula sintomatología. En el mismo sentido, la comparación de grupos se hizo ocupando como punto de corte los propuesto por el instructivo del BDI-II sin excluir a los participantes que se encontrasen próximos al punto de corte. Quizás un análisis de comparación de los extremos de ambos grupos arroje diferencias significativas en su reactividad emocional facial.
Por otra parte, durante el desarrollo de la investigación no se consideraron otras características individuales además de los síntomas depresivos. Ciertos rasgos de la personalidad, labilidad emocional, y relación personal (biográfica) con algunos de los estímulos, entre otras variables, se presentan como posibles influencias sobre la respuesta emocional y expresión facial durante el transcurso del experimento. Debido a limitaciones prácticas, estas variables quedaron fuera de nuestro control. Es por esto que futuras investigaciones requieren de acotar la muestra y emplear distintos instrumentos y métodos como entrevistas, cuestionarios en profundidad (NEO PI-R para el modelo de los Cinco Grandes) y otras herramientas que exigen más tiempo y una mayor atención y voluntad por parte del participante.
Desde el ámbito más práctico, la misma duración de los estímulos pudo no haber sido adecuada: El proceso de construcción de los estímulos consideró la estandarización de los tiempos de duración ajustando el videoclip de Up a 1:50 min de una duración original de casi 4 minutos, para que no se alejara tanto de la duración del videoclip de Frozen (1:18 min). Otro tema interesante a considerar aquí es la familiaridad con los estímulos en conjunto con la duración. Casi todos los participantes declararon conocer ambos personajes y casi todos habían visto el clip de Up previo a la realización del experimento. Esto si bien se podría ver como algo positivo pues estandariza la muestra, surgió un problema que no habíamos considerado en un inicio, el presentar un clip familiar con música no asociada al clip generó en algunos participantes una sensación de extrañeza y menor intensidad de la emoción sentida. El estímulo original considera una primera parte feliz con un final triste lo que nos podría sugerir que la experimentación de emociones tristes requiere de un mayor tiempo de inducción en comparación con estímulos felices que producen un efecto mucho más rápido de intensidades similares.
En cuanto a las limitaciones técnicas, cabe mencionar las circunstancias ligadas con las cuarentenas por el COVID-19. Por un lado, la realización del estudio a distancia permitió la captación fácil de participantes. El traslado habría sido una barrera para que los mismos participantes de este experimento tuvieran la voluntad de participar. Sin embargo, el hecho de que las sesiones se realicen a distancia, aumenta la cantidad de problemas que están fuera del control del experimentador. Entre estos problemas, están la inestabilidad del ancho de banda por parte de los participantes, o fallos en la transmisión de datos por Zoom. Ambas sucesos efectivamente ocurrieron durante el transcurso de algunas sesiones, dañando irreversiblemente el desarrollo de estas sesiones previamente al análisis. Posiblemente más importante aún, es el hecho de que, por hacerse las grabaciones de forma remota, no disponemos de equipo propio para realizar el registro directo de los participantes. Es decir, dependemos de la cámaras de los propios participantes, que fueron variadas (desde simples cámaras de notebook hasta aparatos móviles), así como la fidelidad permitida por la aplicación de reuniones virtuales (Zoom en este caso) para obtener los registros en vídeo, que posteriormente debían de analizarse en el software de FaceReader. Con una resolución y calidad de imagen quizá lejos de ideal, FaceReader pudo ser mucho menos efectivo en detectar expresión facial de lo que es capaz realmente, y evidentemente esto pudo haber influido en los resultados. Por otro lado, la misma presentación de los estímulos a los participantes se presentó como dificultosa, entrecortada debido a los problemas intrínsecos de la transmisión de video por internet. Seguramente en un contexto distinto con exposición fluida de los estímulos a los participantes y un registro facial de buena calidad el experimento pudo haber tenido mejores resultados. Como anécdota es importante hacer notar que dentro de la presentación de estímulos Sad una participante llegó a llorar y soltar lágrimas por la emoción sentida, pese a ello los resultados de su análisis por FaceReader no mostraron una tristeza mayor a muchas otras grabaciones en donde no estuvo presente el llanto. La lección de esto es que, aunque este tipo de experimentos a distancia presenta convenientes ventajas para conseguir participantes rápida y efectivamente, no disponemos de un control de calidad sobre el material obtenido en video.
Por último, considerando la predominancia de las emociones neutrales en el análisis de facereader podemos decir que existe la posibilidad de que más allá de las limitaciones técnicas la expresión facial humana cumpla un rol mucho más social que personal, tendiendo a reaccionar poco cuando no se está interactuando directamente con otro ser humano.
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